Indudablemente, para un alumno que necesita clases particulares, recordad nuestro artículo ¿Son buenas las clases particulares?, las ventajas son evidentes.
Principales ventajas de las clases particulares
Resolver dudas
A veces, por mucho que el alumno lo intente, por mucho que se esfuerce, ha tenido la mala suerte de tocarle ese profesor que, aún poseedor de un rico bagaje en conocimientos de su materia, no sabe transmitirlos. Saber enseñar no es fácil y eso lo sabemos muy todos aquellos que nos dedicamos a la docencia. Podemos, como decimos, estar atentos, preguntar una y otra vez, que el resultado será quedarnos como estábamos. ¿A quién acudir, entonces? A un profesor particular que sea capaz de hacernos entender lo que nos resulta imposible en el colegio o instituto.
Comprobar nuestro esfuerzo y rendimiento
En una clase de 30, 25 o incluso de 20 alumnos, el profesor no puede, aunque quiera, llevar a cabo un seguimiento directo de todos y cada uno de los alumnos. Un profesor particular sí. Muchos alumnos lo necesitan. Sentirse controlados no es malo; nos “obliga” a cumplir nuestros compromisos.
Motivar
El principal objetivo de un alumno cuando estudia matemáticas, lengua, biología, etc. es aprobar. Ése es ya un “motivo” importante por el que esforzarnos. Ese objetivo es también compartido por el profesor particular. Ambos, profesor y alumno, tienen, pues, un objetivo común, un motivo por el que trabajar. Pero para aprobar es necesario entender las explicaciones, procesar correctamente toda la información recibida por lo que, cada vez que el alumno recibe una clase particular, tiene un objetivo inmediato, existe un motivo que justifica esa clase: entender. Cumplido el objetivo el alumno se siente motivado y éste es un aspecto crucial en todo proceso de aprendizaje.
Ganar en seguridad y confianza
La falta de confianza en nosotros mismos hace que, ante el más mínimo esfuerzo, lejos de intentar superarlo, abandonemos. Un alumno al que se le atraviesa una asignatura probablemente piense que lo tiene perdido por mucho que pretenda aprobarla. No sólo no estudia en casa, tampoco en clase del colegio adopta la actitud más favorable. Desconecta. Piensa ¿para qué esforzarme si no voy a entenderlo? El objetivo de una clase particular es, como hemos dicho, que el alumno entienda aquello que, antes de comenzar, no entendía. Al final de la clase lo ha conseguido, pero no en una ocasión, sino siempre que recibe las clases. Confía en sí mismo, cree en sus posibilidades y afronta la asignatura con seguridad.
Entender
Es el gran reto de todo profesor en una clase particular. Lo difícil no es aprobar, sino entender, razonar, comprender lo que nos explican. Con la atención personalizada e individualizada de una clase particular esto es posible. En una clase numerosa, es bastante más complicado.
Rendir con eficacia en los exámenes
A pesar de ir preparados, enfrentarnos a una prueba de cuyo resultado depende un aprobado o un suspenso puede jugarnos malas pasadas. En la mayoría de los casos sabemos más de lo que somos capaces de demostrar luego en los exámenes. Las clases particulares deberían servir para “entrenarnos” a afrontar esa prueba que tendremos que superar. Un buen profesor particular debería “someter” a sus alumnos a situaciones similares por las que tendrá que pasar; y esas situaciones son los exámenes que ha de superar a lo largo del curso.
Aprobar
Éste es, por supuesto, el principal objetivo, como hemos dicho, de todo estudiante en su etapa escolar. A veces un alumno, por múltiples motivos, es incapaz de aprobar una asignatura. Hace lo imposible: estudia muchas horas, mantiene la atención en clase, pregunta a su profesor incluso a algún compañero de clase del que se sabe “destaca” en esa asignatura y, sin embargo, todo resulta insuficiente. Un buen profesor particular debería siempre, contando con la colaboración, por supuesto, del alumno, ayudar a éste a aprobar la asignatura. Ése es el reto al que se enfrenta y es un objetivo que tendrá que cumplir.
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